Troya tiene unos 15 o 16 años, está perdiendo oído y vista, las cataratas arrecian, pero es una abuelita saludable y juguetona cuando salimos de paseo, que en casa duerme a nuestro lado casi constantemente. No sé cuanto tiempo le quedará a nuestro lado, no es algo que me apetezca pensar por mucho que fríamente me diga que tengo que estar hecha a la idea de que en cualquier momento nos puede dar un susto. Lo que os puedo asegurar es que su vida acabará en su hogar, caliente y sintiéndose querida, y que la lloraremos. Es un miembro de nuestra familia.
Carina es de su quinta: tiene 16 años, cataratas y un carácter inmejorable, como Troya. Pero no ha tenido la suerte de ver asegurado un hogar en su vejez. Es muy urgente encontrar para ella una familia de acogida o definitiva. Una familia que le quiera hacer el regalo de vivir feliz y tranquila el tiempo que le queda.
Carina se ha quedado sin casa con 16 años y para ella entrar en el frío chenil de una protectora supondría probablemente la muerte.
Os animo a que os planteéis la adopción de un perro anciano. Para un dueño que busque un compañero tranquilo es la mejor opción. Igual que en el caso de los cachorros, las protectoras no son un buen lugar para ellos. Pero al contrario que con los cachorros, sus posibilidades de encontrar una familia son muy bajas.
Y la merecen tanto o más.
Espera su milagro desde Valladolid.
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