Bruma llevaba más de cuatro años esperando un hogar en la protectora, entró en la jaula siendo cachorra y no habaia encontrado un hogar en todo este tiempo.
Hasta que pareció que su suerte había cambiado y la adoptaron. El problema es que Bruma ha tenido problemas con los dos gatos que había en la casa, pese a que en la protectora no hacía caso a los gatos.
Ahora Bruma ha vuelto a la protectora, a un futuro sin familia, porque es una de esas perritas invisibles en las que nadie parece fijarse pese a ser una perra ideal, cariñosa, buena, inteligente, simpática y con un tamaño estupendo: pesa 17 kilos.
Además, es joven, tiene unos cuatro años y medio. Está esterilizada. En las fotos podéis verla en plena sesión de peluquería.
Bruma se ha quedado a las puertas de saber lo que es tener un hogar. ¿Nos ayudáis difundiendo su caso a forzar su buena suerte?
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