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Channel: Perras – En busca de una segunda oportunidad
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Los animales no deberían ser la muleta emocional de nadie

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Un animal puede ser un apoyo emocional importante en muchas circunstancias, eso es innegable. Pero no creo un animal que deba ser la muleta emocional de nadie. Nosotros somos sus cuidadores. Ellos nos pueden dar mucha compañía, mucho consuelo, mucho amor, pueden ser una presencia muy positiva en nuestra vida… pero no debe haber dependencias lesivas.

Dicho esto, os dejo con el último estudio de la Fundación Affinity sobre el vínculo con el animal de compañía en el núcleo familiar, en el que aseguran que la presencia de un perro o gato en el hogar puede ayudar a compensar emocionalmente cambios en la dinámica familiar como, por ejemplo, la marcha de los hijos, lo que se conoce como ‘síndrome del nido vacío’.

El estudio, de carácter cualitativo, ha analizado cinco tipos de familias (parejas con hijos independizados, parejas sin hijos, hogares con hijos, familias monoparentales y singles) para llegar a la conclusión de que tener un animal de compañía no sólo es beneficioso para las personas como individuos, sino que también mejora la dinámica familiar en todas las tipologías de hogares.

Según el Estudio de Fundación Affinity, en un hogar formado por una pareja aún sin hijos, el animal puede representar un entrenamiento para las futuras responsabilidades cuando estos se planteen ser padres. El beneficio que puede aportar el animal es ayudar a crear familia y hacerles madurar como pareja, porque refuerza el vínculo entre ellos y les prepara emocional y estructuralmente para la posible llegada de un nuevo miembro al hogar.

Pero eso sí, que cuando lleguen los niños el animal no pase a ser un juguete roto. Miedos infundados por la seguridad del niño, por la toxoplasmosis o la falta de tiempo tras la llegada del bebé no justifican nunca un abandono. Un perro o un gato pueden vivir entre quince y veinte años, y nuestras circunstancias pueden cambiar mucho y de muchas formas. Un perro o un gato son un miembro de nuestra familia y una responsabilidad que debemos asumir pese a esos cambios.

En un hogar con hijos, se ha observado que el perro o el gato son un nexo de unión, un motivo de orgullo y en cierto modo, el reflejo de esa familia. También puede ser un aliado en la educación de los niños, además de protegerlos y cuidarlos. Como demostró el I Análisis Científico del Vínculo entre personas y animales de compañía de la Fundación Affinity (2013), 8 de cada 10 niños, de entre 9 y 12, años prefieren jugar con su perro o su gato que con videojuegos. Además los lazos afectivos con sus mascotas les ayudan a superar situaciones de miedo o tristeza y son para ellos una fuente de consuelo igual que para los padres. La presencia del animal de compañía en casa puede facilitar que las tareas estén más repartidas.

Los beneficios de tener un perro o gato en el hogar también se han observado en el caso de familias monoparentales y singles. En el caso de las monoparentales, el perro o gato puede convertirse en el aliado del progenitor en la educación y protección de los hijos. En estos casos, el animal proporciona un gran apoyo emocional y ayuda a estrechar vínculos con los más pequeños. En el caso de los singles, que han tomado la opción de estar solos, el animal puede ser un apoyo emocional muy importante.

Y pese a todos los efectos positivos de los que hable esta Fundación, hay que tener muy presente que tener animales no es algo obligatorio. En absoluto. Tampoco algo que beneficie a todos. De hecho, si solo asumiera esa responsabilidad la gente que realmente está preparada para hacerlo, se evitarían muchas situaciones de maltrato y abandono.

Gigi es una mastina que con tan sólo 18 meses ya ha pasado de todo. Apareció cuando tenía un año abandonada a esa edad junto a sus cachorros en el estado que veis en la siguiente foto:

Sus cachorros fueron adoptados, pero ella que era poco más que una cachorra no ha logrado una familia. Ahora está acogida por unos estudiantes, pero antes del verano se marcharan y lo ideal sería lograr para ella una familia.

Aunque pese 40 kilos es una maravilla lo bien que se ha adaptado, hace sus necesidades fuera, se porta genial, le encanta dormir, se lleva bien con otros perros. En definitiva, es un encanto de perrita rechazada simplemente por ser grande y ahora necesita de nuestra ayuda.

Se encuentra en Lugo, pertenece a la Protectora de Lugo
Contacto: voluntariosprotectora@hotmail.com

 

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