Hoy no escribo yo, hoy cedo este espacio a Juan Luis de Castellví, gran defensor de los animales, autor del blog Etología Canina, adiestrador canino, experto en aprendizaje animal, perito judicial en adiestramiento y conducta canina. Su preparación es notable y si tenéis más curiosidad podéis consultarla aquí.
Sus conocimientos y experiencia creo que pueden ser de gran utilidad para comprender lo que es la etología y la modificación de conducta animal, para distinguir lo que es un etólogo de aquello que no lo es. Espero que os resulte tan interesante leerle como a mí.
Recientemente, Melisa Tuya publicó su artículo necesitamos más buenos etólogos para tratar los problemas de conducta de perros y gatos en su blog del diario 20minutos. Y leyéndolo me di cuenta de que en España tenemos asimilada la figura del etólogo con la del técnico en modificación de conducta. De modo que tuvimos una pequeña charla al respecto en twitter, de la que surgió la oportunidad de escribir este artículo que estás leyendo ahora mismo. Gracias Melisa por brindarme esta oportunidad.
Así que vayamos por partes. ¿Qué es la etología? Según la Real Academia Española de la Lengua, la etología es la ciencia que estudia el comportamiento de los animales. Para que nos hagamos una idea, hablamos de observadores, algo como lo que fue Félix Rodríguez de la Fuente, o como Sir David Attenborough en sus documentales de naturaleza de la BBC (que en España podíamos ver en La 2). Pero no solo eso, como científicos que son también hacen experimentos poniendo a prueba las capacidades de los animales para poder entenderlos mejor. Experimentos de observación, nada que dañe a los animales.
En el resto del mundo, los etólogos vienen de diversos campos, como la psicología, la antropología, la medicina, la zoología, biología, etc. Hacen sus carreras, y luego se especializan en esta materia a través de estudios de postgrado y doctorados. En España, en cambio, se considera una especialidad de la veterinaria, aunque hay algunos másteres en etología que admiten estudiantes de otras ramas universitarias. Es decir, la etología es una rama científica que exige estudios superiores. Y sirve para analizar el comportamiento animal, extraer conclusiones y aplicarlas en la mejora de nuestra relación y comprensión de dichos animales. No es algo dedicado a cambiar el comportamiento de los perros o gatos, sino a entenderlo.
¿Qué está pasando en España? Lo primero es que las profesiones relacionadas con el mundo del perro están escasamente reguladas. En algunas Comunidades Autónomas existe un registro autonómico de profesionales, pero en general, cualquiera se puede dar de alta como autónomo como adiestrador, entrenador, técnico modificador de conducta, paseador, etc., sin mayor problema. De modo que tenemos una mezcla de profesionales y términos que no ayuda a aclararse. Guía canino, técnico en modificación de conducta, auxiliar veterinario (mucha gente que tiene este curso se hace llamar enfermero veterinario), adiestrador canino, educador canino, etc. Y además, existe el ciclo de grado medio de FP de Técnico en Explotaciones Ganaderas, y el de Técnico Superior en Ganadería y Asistencia en Sanidad Animal (el de grado medio tiene más relación con los animales domésticos). De hecho, al llamarse mi blog Etología Canina, continuamente recibo consultas sobre modificación de conducta, porque es lo que se suele entender que hace un etólogo en España.
En realidad, si bien hace falta una educación básica para cualquier animal que vaya a convivir en nuestra sociedad, la inmensa mayoría de los problemas que presentan los perros y gatos, son a causa de tener que adaptarse a las normas de nuestras ciudades y a los horarios de sus humanos. Que generalmente chocan frontalmente con la naturaleza de esos animales.
¿Qué hace realmente un etólogo?
Pues como ya he comentado, estudiar el comportamiento animal. En concreto, al perro se le había prestado poca atención como sujeto de estudio (más allá de experimentos como los de Paulov), porque se pensaba que al estar tan estrechamente en contacto con los humanos, estaba “contaminado”, no era un animal puro del que se pudiera sacar nada en claro al estudiar su comportamiento. Pero no solo se ha comprobado que esto es erróneo, sino que a través del estudio del perro, también aprendemos mucho sobre los propios seres humanos.
Célebres etólogos son la Dra. Jane Goodall (zoóloga y antropóloga), que seguro conoces por su trabajo con chimpancés; la Dra.Dian Fossey, también zoóloga, famosa por su trabajo con los gorilas (y por la película sobre su vida, Gorilas en la niebla, protagonizada por Sigourney Weaver). A nivel nacional todos conocemos a Félix Rodríguez de la Fuente, que era médico y había ampliado sus estudios de biología por su cuenta. Sin duda su trabajo de observación de los lobos lo convirtió en un etólogo extraordinario en la práctica. Y centrándonos en el mundo del perro, podemos hablar de grandes divulgadores, como el Dr. Attila Andics, autor del estudio que prueba que los perros entienden el significado de las palabras y no solo el tono. La profesora de la Universidad de Columbia Alexandra Horowitz, autora de (entre otros), el libro En la mente de un perro. El Dr. Adam Miklosi, uno de los más célebres etólogos en todo el mundo, líder de las más avanzadas investigaciones sobre el comportamiento del perro (entre otros animales), autor del libro Dog Behaviour, Evolution, and Cognition publicado por Oxford University Press y de cerca de 100 artículos en revistas científicas sobre etología.
El Dr. Gregory Berns, que fue el primero en lograr hacer resonancias magnéticas en perros despiertos, especialmente entrenados para soportar el tiempo en la máquina (voluntariamente y sin ataduras, pudiendo irse cuando quisieran), para estudiar el cerebro canino (en su libro Cómo nos quieren los perros, defiende que las pruebas apuntan a que sienten amor por nosotros, del mismo modo que amamos los humanos). Y por supuesto, el Dr. Brian Hare, probablemente más conocido por ser más mediático, y autor del libro Genios, los perros son más inteligentes de lo que pensamos, que explora precisamente la inteligencia de dichos animales. Y también es etología lo que nos cuenta Jean Donaldson (que se está doctorando en biología evolutiva), en su libro Choque de culturas, donde intenta que nos pongamos en el lugar del perro y veamos el mundo desde su punto de vista. Sin duda otra grande a tener en cuenta es la Dra. Temple Grandin, reputada zoóloga, que está segura de que el aumento de ataques de perros se debe a la necesidad de llevarlos con correa, y la imposibilidad de que en nuestras ciudades los perros se comuniquen correctamente con otros perros. Eso es etología aplicada a la realidad. Por supuesto, no podemos dejar de hablar del Dr. Konrad Lorenz, médico y doctor en zoología, premio Nobel por sus estudios sobre la impronta y el apego.
Entonces, ¿De qué nos sirve un etólogo a mi perro y a mi?
Todo lo que se estudia en esas universidades, o las conclusiones a las que llegan científicos como los que he mencionado anteriormente, tiene aplicación en el día a día, y sirve para que se mejoren las técnicas de educación que usamos con los animales que conviven con nosotros. También sirve para defender cambios legales que no tienen ninguna base, como puede ser la actual ley de perros potencialmente peligrosos, el uso de herramientas de castigo (collares eléctricos o de ahogo), etc. Y, por supuesto, también sirve para entender aquellos casos en los que el perro hace cosas que no podemos comprender, y detectar si son problemas o no. En España, el etólogo (recordemos que normalmente será un veterinario), podrá detectar el problema, y junto con un especialista en modificación de conducta (educador/adiestrador canino), podrá enseñarnos a solventar el comportamiento que se haya presentado y esté complicando nuestra convivencia. En ocasiones, dicho etólogo también será educador/adiestrador, pero normalmente trabajan en equipo y son profesionales diferentes. Bien cierto es que, en muchas ocasiones, los problemas con el perro se deberán a algo que está haciendo mal el humano. Pero no siempre es así, y por eso hace falta un buen profesional para ayudarnos a hacer lo correcto. Los casos pueden ir desde un problema de ansiedad por separación, miedo a los fuegos artificiales, problemas para ir en el coche o en transporte público, a una mala socialización y un largo etcétera. Y para todas esas cosas nos puede servir un etólogo.
Confío en que tras leer este artículo, sea más fácil comprender las diferencias entre un etólogo y cualquier otro profesional relacionado con el mundo del perro, y que ayude a conocer un poco más esta figura tan desconocida en España.
Pim espera su segunda oportunidad en el albergue municipal de Gijón. Es una hembra de 23 kilos (tamaño mediano) y camino de los cinco años. La asociación protectora que lo gestiona, Amigos del Perro, comenta que “es un perro muy sociable, que necesita mucha actividad. Ideal para personas a las que les guste caminar”.
Contacto: adopciones@amigosdelperro.org 684607160
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