Hace algunas tardes paseaba con mis perras por un parque cercano a mi casa. En un banco había una pareja con un yorky que nos observó acercarnos sin inmutarse. De pie, a su lado, había una chica que no llegaría a los treinta años que tenía una mestiza simpática, jovencita y algo pelilarga, de unos cinco o seis kilos, que estaba suelta y vino corriendo a saludar a mis perras.
“Voy a juntarla con un yorkshire más pequeño que el tuyo”, decía su dueña, igual de jovial que la perrilla, a la chica sentada en el banco, “mi vecina quiere un cachorro, y Santi también. Tendrá como mucho unos cuatro, así que los otros dos no me costará darlos. Lo mismo me quedo uno. Me han dicho de todas maneras que cien o doscientos euros lo mismo puedo sacar. Si luego quieres en un año o así la junto con el tuyo”.
Estomagante.
Valoré por un momento intervenir, explicar de buen modo que no era buena idea traer más cachorros a un mundo en el que sobran, que asegurarse de que acaben en buenas manos no es tarea fácil, que no iba a beneficiar precisamente a su perra teniendo con ella camadas, que debía tener una bola de cristal para saber que su perra tendría solo cuatro cachorros porque podían perfectamente ser muchos más.
No lo hice. En otras ocasiones sí he dejado caer la charla pensando en sembrar al menos la duda, pero no debía ser mi día de meterme en asuntos ajenos. O instintivamente supe que no serviría de nada. No sé el motivo. Simplemente continué el paseo bajo el sol acompañada del fantasma del desaliento.
Veo a diario muchos casos de perros y gatos, cachorros y adultos, que no logran jamás un hogar. Soy consciente de que hay muchos mas que ni siquiera asoman a mi correo o mis redes sociales. Sé bien que la cría profesional hay que regularla a conciencia para que solo críen buenos profesionales que antepongan el bienestar de los animales al beneficio económico y que hay que insistir en que la gente compre cachorros de raza viendo a la madre y el lugar en el que vive.
Pero es que luego están los particulares que se dedican a tener camadas porque se aburren, por sacarse unos eurillos en negro, porque les hace ilusión pasar por la experiencia, por quedarse con un cachorro de su perro sin pensar en el resto, por descuido, porque no tienen conciencia de la problemática existente, porque les da igual todo.
Son necesarias buenas campañas de esterilización acompañadas de campañas informativas sobre la conveniencia de llevar a cabo estas intervenciones, pensando en el bienestar de nuestros animales pero también en el bienestar animal en general.
Respecto a la protección animal, podemos ser parte del problema o de la solución. Tener camadas al tuntún nos hace formar parte del problema, por mucho que amemos a los animales y cuidemos a los que tenemos.
Chula fue abandonada por un cazador en la calle, ahora espera en una casa de acogida que sus once cachorros tengan la oportunidad que no tuvo ella al nacer, ser felices con una familia.
Contacto: cpa.torrejon@hoope.org
La entrada No traigáis más cachorros a un mundo en el que sobran, en el que no hay bastantes hogares para ellos aparece primero en En busca de una segunda oportunidad.