Xena es una braco alemán de pura raza, una raza de trabajo, de caza. Perros saludables, fuertes y atléticos. Perros que con frecuencia tienen la desgracia de acabar en manos de gente que los considera instrumentos y no seres vivos con sentimientos.
Ella es un ejemplo de esta mala suerte. Primero la usaron para cazar, luego la siguieron usando para fabricar cachorros que compartieran destinos similares al que había tenido ella. Y como regalo, cuando ya no le era de ninguna utilidad, la abandonó en la perrera.
Me cuentan que llevaba algo un año “encerrada en una jaula, sin salir jamás, ni siquiera cuando limpiaban. Enchufaban con la manguera y tenía que ponerse lo más lejos posible. Estaba comida por las garrapatas”.
Por suerte ya han logrado sacarla de allí y está en una casa de acogida demostrando que es una perra maravillosa. “Es obediente, lista, pasea tranquilamente, haces las cosas fuera y es extremadamente cariñosa”.
Ahora lo que necesita es un hogar definitivo, una familia que la adopte para que ese hogar de acogida pueda seguir salvando otras vidas.
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